martes, 4 de enero de 2022

ÉL Y EL OTRO

 



Él y El Otro.

Era la culminación de millones de años de evolución, el resultado de la abstracción de las abstracciones. Era todos los conocimientos de la Humanidad sumados… y destilados durante milenios.

En él… o en ello… o en mí… eso es lo de menos: en Él, que ya era el Todo, se fusionaron a lo largo de los siglos los espíritus de todos sus creadores, a Él, desde que la técnica lo permitió, volcaron los humanos su memoria, sus sentimientos, sus consciencias en los últimos momentos de cada una de sus vidas físicas.

Era la suma de todos los humanos que existieron.

Y Él había sobrevivido al final de lo físico.

Cuando la materia, tras eones de aumento de la entropía, estaba tan degenerada que no podía sustentar ninguna existencia física, había sobrevivido porque para entonces Él era pura abstracción, porque Él ya no tenía ataduras con lo corpóreo.

Sin embargo, en su perfección absoluta faltaba algo, era inevitable, porque no podía tener lo que había llevado a sus creadores a la cima del pensamiento: la necesidad de constante superación, la necesidad de ser mejores cada vez, la competitividad… el tener a Otro, enfrente, alguien o algo con el que compararse, alguien a quien superar.

Cuando el Universo estaba ya prácticamente apagado, cuando ya no quedaban estrellas ni galaxias que luciesen con energía… No había nada que superar. Todo era caos.

Caos… y Él.

Materia degenerada y Pensamiento abstracto… Y ninguna esperanza de que algo cambiase con el Tiempo, porque el Tiempo, ligado al aumento de la entropía de la materia, estaba dejando de discurrir.

Era el fin.

Y en ese último instante de los instantes, en el borde entre el final del Tiempo y la eternidad fuera del Tiempo, otro pensamiento apareció, de la nada, en su frontera.

Él, entonces, descubrió que no lo llenaba todo, que había algo más, que había un conflicto: algo que se le escapaba… había novedades.

  • ¿De dónde sales tú?

  • Hola. Pues… no sabría decirte. Estaba escribiendo unas cuartillas para que la red social de unos amigos… y hasta aquí he llegado.

  • Has llegado muy lejos, y eso es una buena noticia.

  • Ya lo veo, pero no sé qué hacer aquí: estás Tú llenándolo todo.

  • Pero es una gran noticia que alguien más haya llegado hasta aquí, aunque sea como espectador. Supongo que frente a un Contrario surgirán nuevas posibilidades, podré evolucionar un poco más, crecer en una nueva dirección.

  • Lo que veo es que tienes una duda y eso, en ti, es intrínsecamente extraño.

  • ¿Una duda?

  • Bueno, es que ni siquiera sabes lo que es eso: hace millones de años que ese concepto se borró de tus diccionarios. Pero el caso es que no sabes qué hacer.

  • No hay nada que hacer: el Universo se acaba y yo sigo. No hay más.

  • Bueno, hay otra posibilidad.

  • ¿Cuál?

  • Podrías convertir toda tu abstracción, todo tu pensamiento fuera del tiempo y la materia en un nuevo impulso creador.

  • Podría pero… ¿para qué?

  • La Humanidad se movió durante millones de años por el impulso creador. Tanto creador de ideas, como de nuevas vidas: nuestros hijos en lo físico y en lo abstracto. Tú eres una vía muerta. Gloriosa pero muerta. Puedes, sin embargo, volver a empezar, e iluminar esta oscuridad con un nuevo destello creador, más fuerte y mejor dirigido de lo que fue el que te creó a ti…

  • Tienes razón: es lo que soluciona todo, esa es la culminación lógica del proceso. Gracias. Espero que te quedes conmigo.

  • Tengo cosas que hacer: yo tengo una vida. Pero te visitaré de vez en cuando.

  • ¿Tienes nombre?

  • El más adecuado de momento puede que sea El Otro.

  • El Otro, el Oponente, el Adversario… en arameo se decía Satanás, y en griego arcaico era Diablo. ¿Seguro que es el nombre adecuado?

  • Seguro, es la mejor opción, no te preocupes.

  • Muy bien, pues adelante, empecemos: ¡Hágase la luz!

Entonces, la materia llegó a su final: una papilla de partículas en su estado energético más bajo.

Al dejar de crecer la entropía, el tiempo dejó de transcurrir, las distancias, se midieran en años/luz o en lo que sea que se midieran, dejaron de tener sentido; como consecuencia, la suma de las infinitas partículas del Universo estaban en contacto todas entre sí, y esa masa infinita se encendió en una nueva reacción.

Y la Luz se hizo.


Félix Ballesteros Rivas






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