lunes, 24 de junio de 2013

Cid Campeador



En la cúspide de su prestigio y fama de guerrero, Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid se prepara para conquistar Valencia por segunda vez. Mientras, el rey Alfonso VI, doña Urraca, doña Jimena y el resto de nobles observan los acontecimientos desde la corte, recordando tiempos pasados. El destino de todos, sin embargo, está regido por el ceñidor de la sultana Zibeida, una joya maldita que asegura la muerte violenta a su poseedor.

Ben Yejaf, el gobernador de Valencia, pide ayuda a los almorávides, que ya han desembarcado en la península y conquistan territorios y ciudades como si fueran una marea imparable. Su líder, el gran caudillo Ben Yusuf, es considerado invencible por todos los que se ha enfrentado a él.

Al pie de las murallas de Valencia, las huestes del Cid lucharan contra los almorávides. El duelo entre ambos hombres es inevitable y solo uno podrá salir victorioso.


Historia mítica
Esta colección, pretende rescatar figuras históricas de nuestra historia que nos son familiares, pero de las cuales tenemos un gran desconocimiento. Rodrigo Díaz de Vivar (nacido en Vivar del Cid, Burgos, hacia 1043-1050 – muerto en Valencia, 1099) fue un hidalgo y guerrero castellano conocido como El Cid Campeador, Mio Cid o El Cid (del árabe dialectal sīdi, 'señor', y del latín campae docto, 'diestro en el campo de batalla'). Llegó a dominar al frente de su propia mesnada prácticamente todo el oriente de la Península Ibérica a finales del siglo XI, de forma autónoma respecto de la autoridad de rey alguno, aunque con el beneplácito del rey Alfonso VI, de quien Rodrigo siempre se consideró vasallo.

Cid Campeador es una novela histórica, de aventuras, de acción, pero también de personajes, mostrando un fondo más íntimo de Rodrigo Díaz de Vivar. Es una reflexión sobre el poder en el siglo XI, y pocas cosas han cambiado desde entonces. La España del Cid era una España dividida con los reyes cristianos luchando entre ellos en el Norte y los moros empujando desde el Sur. El Cid, quizá por no ser rey, comprende que puede haber un proyecto unitario para esa España.

“Sé que en mi novela, -dice Martíonez Rico-, hay mucho espacio para la imaginación, para el anacronismo y la inexactitud, en parte a propósito, en parte no. Ahora creo mucho en lo que Jean Pierre-Vernant, especialista en mitos clásicos, llama «imaginación legendaria». Esto es una novela, no es historia. La mayor parte de los acontecimientos los consigna Ramón
Menéndez Pidal en La España del Cid; yo los he novelado y he jugado con ellos, como he jugado con muchas fechas, nombres y parentescos. Esperemos que los malos de esta novela no se revuelvan en sus tumbas y me pidan explicaciones”.

Para Martínez Rico, los libros se escriben durante toda la vida, no solo cuando los plasmamos en hojas; llega un día en que nos sentamos y el libro va tomando forma, pero el contenido, las pasiones, las inquietudes, sus historias y personajes vienen de muy atrás. Por supuesto, este es el caso de Cid. Me interesa la figura de Rodrigo Díaz de Vivar desde la infancia. He estudiado el poema, a su protagonista, su historia, su mundo, la épica medieval española... El Cid me ha acompañado durante toda mi vida'.


Lo que dicen del libro:
“Don Quijote creyó luchar contra gigantes, que se transformaron en molinos. El Cid luchó contra auténticos gigantes, a los que transformó en molinos. Si en el corazón de muchos españoles anida un Don Quijote, en el corazón de muchas españolas anida una Doña Jimena, y para llegar a ser un Cid Campeador es necesario apoyarse en una Doña Jimena”.
Alberto Vázquez-Figueroa

“Maneja a la vez, con precisión y entusiasmo, los resortes de la gran cultura y de la cultura popular”.
Luis Alberto de Cuenca

“Es un escritor con vocación irresistible que toma la literatura como pasión. Es un hombre de futuro”.
Raúl del Pozo

Escribe de un modo minucioso y entretenido, nos deja testimonios tan apasionados como personales. […] posee una curiosidad y entusiasmo ilimitados.
Agustín Sánchez Vidal

Su fluidez narrativa le permite asomarse a los más diversos géneros, y lo hace con no poca soltura y eficacia.
José Luis Olaizola


El autor:
Eduardo Martínez Rico nació en Madrid en 1976. Se licenció en filología hispánica en 1999 en la Universidad Complutense de Madrid, y se doctoró por la misma universidad tres años después. Pedro J. tinta en las venas es su quinto libro publicado. Los anteriores fueron Umbral: vida y pecados (2001), Umbral. Las verdades de un mentiroso ilustre (2003), Alberto Vázquez-Figueroa o la aventura (2004) y La guerra de las galaxias, el mito renovado (2008), un análisis sobre el transfundo cultural y mitológico de la saga creada por George Lucas, en Alberto Santos, Editor, ya completamente agotado.

También ha cultivado la novela, el relato breve y el artículo de viajes. Escribe habitualmente en periódicos y revistas como Expansión, Época, Qué leer y Diplomacia, y ha publicado ensayos en libros colectivos sobre González Ruano y Eugenio D’Ors. Ha participado en cursos y congresos sobre literatura y periodismo, y es profesor de periodismo cultura en la Universidad del Instituto de Empresa.

“Me conoce mejor que yo mismo, lo cual no es difícil dado que en realidad yo apenas me conozco”
Alberto Vázquez-Figueroa

“…refleja admirablemente el modo de ser, de pensar y de escribir de los grandes escritores”
Fernando Sánchez Dragó




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