lunes, 2 de febrero de 2015

Melkor, el que se alza en el poder










Él era parte de los pensamientos del Único. Moraba solo en los inmensos salones del Vacío, donde interpretaba la música de su padre que le había guiado como parte de su mente. Allí, en la Nada, encontró a otros que ejecutaban las diferentes consonancias que eran partes de su creador. Entonces, él, ellos, los Sagrados, fueron inflamados por la Llama Impere-cedera, el espíritu creador de Ilúvatar, el Único, para interpretar la armonía de la Gran Música que debía colmar por completo el Vacío. Pero nada puede llenar el Todo infinito, que también es Ilúvatar, porque sólo el creador conoce el principo, sus designios y el fin de las cosas.
Pero él comenzó a añorar el pensamiento primero, y fue en busca de los lugares que permanecían aún en el Vacío para interpretar y componer su propia música y así engrandecer la parte del creador que era él mismo. Buscó la propia llama de la creación, pero no pudo hallarla porque sólo está destinada a quien la posee y está encarnada en el Único, y sólo su pensamiento puede invocarla. Impaciente, moró solo y ciego en el Vacío, más allá de los Palacios Intemporales, con los acordes que se perdían en la nada. Así nació él, Melkor, El que se Alza en el Poder, en la soledad, en el reino del Vacío, el que creó la disonancia en la Música de Ilúvatar y codició Arda, el reino de los Primeros Nacidos y de los Seguidores. Incendió la joven tierra con inmensas llamas de destrucción, deseando lo estéril antes que ver florer el reino de los valar. Fue devuelto de nuevo al Vacío, pero regresó engrandecido con un odio que no puede colmarse y con el poder de la codicia y la envidia, proclamándose Rey del Mundo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario