viernes, 13 de mayo de 2016

El sentido de la poesía



Tribuna para El Norte de Castilla








Poco a poco hemos construido, sobre lo ya dado, una realidad enormemente complicada; muchas veces lo pienso, ante los sucesos cotidianos de la vida, sucesos que me superan y que manifiestan mi pequeña condición. Tal vez ahí, entre otros momentos, interviene la poesía, y en sentido amplio, por supuesto, la literatura. Por una parte la poesía es bálsamo ante la dureza de la vida, por otra se alimenta de esa misma vida, y de esa misma dureza, para existir y desarrollarse, para expandirse, dentro de nosotros mismos, en nuestra alma, en la realidad, en nuestra interacción con ella.


La poesía interviene en la mirada, naturalmente, del poeta, y educa la mirada de sus lectores, poetas implícitos, aunque no escriban, porque se puede hacer poesía sin escribirla. La poesía lee el mundo de otra manera, y eso siempre ha sido así, no sólo en el mundo de hoy. Lo lee de diferente manera y lo expresa de distinta manera: hay una poesía, digamos, receptora, y otra emisora, las dos creadoras. La poesía es benefactora del ser humano en cuanto mejora al hombre pero también mejora el mundo, de forma directa e indirecta, a través de la acción de la persona y de la propia visión que esa persona arroja del mundo.


Parece un juego de palabras, cuando lo es también de realidades. La poesía crea y transforma, ahora no sólo en el papel, pero también en la propia realidad. Lo que vemos y sentimos de forma bella, profunda, distinta, sentida, poética acaba condicionando nuestra vida y nuestro espíritu. El arte flota en el aire, como una atmósfera: el artista lo percibe y percibiéndolo hace el ejercicio de expresarlo en otro lenguaje, que se funda con el primero, el puramente artístico, que es universal. Tal vez escribamos los poemas que ya existían en la realidad, confundidos con los seres y las cosas, pero que sólo al escribirlos conseguimos que se manifiesten, como fantasmas bienhechores, de tal modo que todos podamos verlos y disfrutarlos.


La pregunta, una de ellas, es cómo es nuestro mundo: ¿siempre ha sido así? Tan complicado, tan convulso, tan peligroso. Estamos rodeados de problemas; nuestra sociedad es más o menos confortable, aunque la muy fuerte crisis económica la ha golpeado poderosamente, pero aún así los enemigos nos rodean, la falta de dinero, de trabajo… precariedad es una palabra que puede definir lo que hemos vivido estos años, lo que parece que ya se está solucionando ahora.


Vuelvo a la idea anterior. A mi modo de ver la poesía, como el arte, del que forma parte o por lo menos forman la misma familia, no está sólo en el papel o en los infinitos soportes que tenemos hoy. No, eso es la manifestación de la poesía, la plasmación, la desenvoltura gráfica, literaria, de la poesía. Pero a mi modo de ver la poesía está en el mundo y en la forma que tenemos de mirarlo, de tocarlo, sentirlo, actuar en él y con él. La poesía, creo yo, no está sólo en la belleza, está también en cómo tratamos esa belleza, en cómo la recibimos y en qué hacemos con ella. Pero no sólo es belleza, es mucho más que eso, aunque la forma de expresarse resulte al final en algún tipo de belleza, porque también está en su contrario, en la fealdad, en lo negativo –antes hablaba de la dureza de la vida-, también está ahí, pero lo sublima. La muerte, que no consideramos precisamente como algo bello, o bueno, es uno de los grandes motores de la poesía y de la literatura.


La poesía es un juego también, una interacción, un revelado de lo mejor de nosotros mismos, algo en lo que intervienen muchos elementos. El poeta es el ser que capta algo especial, algo no vetado a las personas “normales”, pero que él ve, sí, siente, con extraordinaria intensidad y es capaz de formar en palabras, expresarlo. ¿Cómo lo hace? Con una facilidad, sin duda, según los casos, pero también con el desvelo de una técnica, el aprendizaje en los poetas que lo precedieron. Y un aprendizaje del mundo, de la visión, sentimiento y vivencia del mundo, en lo bueno y en lo malo, como un ser vivo entre los seres vivos, entremezclándose con la vida, como pedía Hemingway.


Pero el poema es muchas cosas, es contenido y es forma, parte lo recibe el poeta del exterior, parte lo cultiva en su interior. El poeta, además, sabe que no siempre acierta y que el gusto de los lectores no tiene por qué coincidir con su desvelo, que unas veces el fruto de su pericia es mejor y otras peor, aunque es probable que se deje guiar mucho por el gusto de esos lectores, ya que sospecha que la poesía cuando es realmente buena tiene una gran capacidad de llegar a los otros.


Tal vez el mundo siempre ha sido como es ahora, con diferentes medios tecnológicos, menos avanzado en ciertos aspectos, mejor o peor. ¿Cómo saberlo? Tal vez. Siempre, que yo sepa, se hizo poesía, una cierta forma de poesía. La poesía, decía José Hierro, dice más de lo que dice. Hoy más que nunca, nunca que quizá sea siempre, es necesaria la poesía. Por la propia supervivencia del poeta, que escribe por necesidad, mucho más que por vanidad, y por el bien de los que la leen. La poesía limpia el mundo, extrae lo mejor de él y se lo brinda a los seres humanos. Es obra, pues, muy humana, bienhechora, prometeica. Donde lata el corazón humano allí habrá poesía, también en medio de tempestades. Yo, que pienso que las crisis como la presente son terribles, creo que en lo literario pueden ser grandiosas.








Eduardo Martínez Rico


Escritor y Dr. en Filología











Publicado en El Norte de Castilla el día 9 de marzo de 2015


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martes, 19 de abril de 2016

MITOS, PREGUNTA Y RESPUESTA



Tribuna para El Norte de Castilla




Empecé a interesarme por los mitos sobre todo a raíz de un libro que escribí sobre La guerra de las galaxias, películas a las que dediqué hace poco una tribuna. Bien, los mitos y los cuentos de hadas son el trasfondo de estas películas, llamadas “el mito renovado” por el gran mitólogo Joseph Campbell, y de muchas otras películas, de muchas otras historias. Posiblemente el mito sea la historia con mayúsculas, por antonomasia. Todo depende de la trascendencia que tenga, o que le demos a esa historia. Y es que “mito” significa “relato”, “cuento”, y su periplo por nuestro devenir, nuestro ser, lo que sabemos de nosotros mismos es muy grande, complejo, fascinante.
Carl Gustav Jung relacionó los mitos con lo que él llamaba “arquetipos”, presentes en todos nosotros, artífices del inconsciente colectivo. De estos arquetipos, palabra que etimológicamente procede de “fuente”, “origen”, manaban los mitos. Los mitos son el origen de todas las historias, de las reales y de las inventadas, de lo que somos y de lo que queremos ser. Gracias a los mitos –los mitos, según Campbell, o son “modelos” o no son nada- conseguimos realizar hazañas esplendorosas, fuera de nuestro alcance si no fuera por ellos. Relacionan nuestra vida interior y la exterior, y son una muestra de que la especie humana está mucho más unida de lo que a veces parece. El héroe de las mil caras, de Campbell, libro que cambió la vida a George Lucas, creador de La guerra de las galaxias y de muchas otras películas y producciones, ese libro muestra al lector cómo en muy diferentes partes del mundo, en muy diferentes culturas, el hombre utiliza patrones similares para responder a sus grandes incógnitas. Porque, como recuerda Jung, el hombre primitivo recurre a los mitos no para que le digan lo que ya sabe, sino lo que no sabe, y a menudo lo que le atemoriza, y lo hace en forma de relatos. Finalmente, el hombre primitivo, el hombre, crea mitos porque los necesita.
Lo curioso es que esos mitos pueden tener un origen real. Es decir, unos mitos alimentan a otros mitos, como de hecho ocurre, por ejemplo, con Alejandro Magno, gran admirador del héroe Aquiles –dormía, nos cuenta Borges, con la Ilíada y un puñal debajo de la almohada-, que inspirándose una y otra vez en él consigue superarlo y atravesar, él mismo, su propio proceso mitificador. Personajes reales pasan a la leyenda oral, o a la tradición escrita, o antes o después a la Historia –la Historia puede ser mitificadora… y es un “relato”-, y hoy al cine, por ejemplo, y a todos los modernos dispositivos que vamos creando.
El caso del Cid lo conozco un poco porque escribí una novela basada en él. Muchos niegan hoy su existencia real. Ramón Menéndez Pidal se esforzó por darle esa encarnadura histórica, La España del Cid, maravilloso libro. Pero el Cid vivió en los romances, en el Cantar de Mío Cid, y en esta obra fue utilizado por motivos políticos. Ya era raro que sobreviviera a la Historia porque lo normal es que ésta, en su tiempo, sólo se ocupara de los grandes personajes, prácticamente sólo de los reyes. El caso del Rey Arturo me recuerda al del Cid, aunque su historicidad parece mucho más difícil. Pero su mito flota y se elabora también en la literatura, como el de Alejandro en su tiempo. Ya tenemos hoy problemas, leyendo libros y artículos para saber cómo es un personaje real, contemporáneo, un personaje, digamos, destacado, imagínense ustedes cuando ha pasado un milenio, o varios, entre ellos y nosotros. El hombre se convierte en personaje, el personaje en héroe, de muy diferentes tipos, y el héroe en mito. Pienso que precisamente esas distancias temporales son las que aprovecha el mito para reforzarse, para afianzarse en torno a un personaje, una historia, un fenómeno, etc.
Una relación muy interesante, clave, es la que une al chamán con el mundo del mito. El chamán, en culturas primitivas, era el que tenía el don de contactar con los muertos, de sanar a los enfermos, de realizar conductas milagrosas. También de crear historias, historias que vienen de ese gran limo de la mitología, con la que conecta, para producir sus propios mitos, relatos que impactarán en los oyentes, que los visualizarán y que cambiarán su conducta. Robert Walter nos dice que un cuento bien hecho, pero un cuento normal, encanta, nos encanta, dice, pero no entra en lo más profundo de nosotros ni cambia nuestras conductas. El mito sí. Los mitos se mueven del mundo exterior al interior. Alimentan a los privilegiados que saben captarlo, privilegiados que a su vez elaboran con esta inspiración y su don, digamos, sus propios mitos, historias, relatos, modelos, que condicionarán a su vez a otras personas. Hoy esos chamanes recuerdan poderosamente a los escritores y artistas, especialmente diría a los escritores –una forma de artistas-, tal vez porque los conozco mucho mejor. Campbell, maravillosa frase, decía que el mito era el sueño despersonalizado, mientras que el sueño era el mito personalizado. Aquí vemos, perfectamente explicado y sintetizado, ese recorrido, comunicación permanente entre el mundo personal y el de toda una especie. Pues todas nuestras historias nos cuentan a nosotros mismos, lo que sabemos y lo que no sabemos, que los mitos desvelan o ayudan a saber. Los mitos también son acción, nuestra, porque animan a actuar, y me gusta visualizarlo.

Eduardo Martínez Rico

Escritor y periodista




Publicado en El Norte de Castilla el 20 de noviembre de 2014










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martes, 5 de abril de 2016

Sobre héroes


Tribuna para El Norte de Castilla

En una ocasión mi amigo y compañero de facultad el profesor Daniel M. Sáez Rivera me dijo que se había dado cuenta de que yo siempre escribía sobre héroes. Puede que en mis libros esto sea cierto, o bastante aproximado, y es verdad que, como a casi todo el mundo, me fascinan los héroes. De hecho me siento muy identificado con Borges cuando decía que a él le hubiera gustado ser el héroe y no el que contaba las sílabas, las sílabas del poema que cantaba a los héroes. A mí también, sinceramente, me hubiera gustado ser el héroe, y no el cantor. Pero tal vez no, si lo pienso bien, pues siempre he sido gran lector y desde pronto me gustó escribir.
Reflexionando sobre este tema para una tribuna me he percatado de muchas cosas. Como hago siempre que una palabra me intriga especialmente, acudo a la edición que tengo del Diccionario de la Real Academia Española, que ofrece distintas acepciones de héroe. La que más me satisface, en este caso, es la siguiente: “Varón ilustre y famoso por sus hazañas y virtudes”. Esto significa un concepto muy amplio de héroe, que lo aleja, en cierto modo, del prototipo que todos tenemos en la cabeza, el que ha difundido la literatura y el cine. Los héroes suelen ser fuertes, jóvenes, guapos, con grandes cualidades. Pero no todos son así. A mí me llama la atención cómo últimamente se insiste en la literatura y en la pantalla en héroes en principio muy débiles, lo que da mayor mérito y valor a sus hazañas; así por ejemplo los hobbits de El señor de los anillos o el personaje de Willow en Willow, también un enano. Es decir, el peso de la aventura recae en los que en principio tienen menos capacidad para llevarla a cabo, y así suele suceder en la vida –y esto me importa mucho-: tal vez solemos minusvalorarnos y pensar que poseemos menos capacidades de las que tenemos finalmente, y es que el ser humano atesora grandes fortalezas, muchas veces sorprendentes, en primer lugar para nosotros mismos.
Otro día el mismo amigo, el profesor Sáez Rivera, me preguntó qué era un héroe para mí y yo contesté, a bote pronto, que era alguien que se sacrificaba por los demás, y alguien que vencía sus propias limitaciones, porque, le decía a mi amigo, qué mérito tiene sobresalir, brillar, en donde tenemos nuestras fortalezas… Pero tal vez, como en tantas cosas, yo me equivocaba, porque aunque tengamos mucha facilidad en algo, es muy posible que nuestras empresas se vayan complicando a medida que desarrollemos nuestras propias capacidades, con lo que sí que tiene mérito realizar esas empresas.
He estado reflexionando sobre los héroes de la literatura y del cine, también del cómic, que son, todos ellos, los que mejor conozco. Pero también he reflexionado sobre los héroes de la vida real, los héroes de la Historia, y los “héroes cotidianos”, como diría mi amiga Pilar Jericó, que tiene un libro muy interesante sobre esto. Y he encontrado que un héroe, o heroína, para mí, generalizando, es aquella persona que piensa antes en los demás que en sí mismo, en tantas circunstancias de la vida, y así encuentro que ser padre, quizá más todavía madre, es una forma de ser héroe, pues un padre o una madre tiene que pensar, generalizando, antes en sus hijos que en sí mismo, para sacarlos adelante. Es posible que a esto no le demos toda la importancia que tiene porque la naturaleza nos ha hecho así. Entonces, ahora que lo pienso, encuentro que la naturaleza, que es verdad que es sabia, nos hace de tal determinada manera que el comportamiento heroico entra en nosotros, en nuestra propia forma de ser, y actúa.
Pero claro, al margen de esto, hay otros tipos de héroes, muchos tipos de héroes. El gran mitólogo Joseph Campbell estudió muchos de ellos en libros maravillosos como El héroe de las mil caras, que tanto inspiró a George Lucas para la creación de La guerra de las galaxias. Yo encuentro, claro, que los misioneros son héroes, que los santos son héroes, y que hay muchas profesiones que ejercidas de una determinada manera, confieren el calificativo de héroe a los que la ejercen. Seguramente tantos médicos, profesores, tantos profesionales… son héroes. El héroe, me parece a mí, pensando en los demás antes que en sí mismo –y quien escribe esto es un gran egoísta-, se levanta de su condición puramente humana y se convierte en un héroe, porque el pensar en los demás antes que en uno mismo lleva a actuar, a hacerlo de un modo muy especial. Y sí, pienso que también nos elevamos cuando superamos alguna o muchas de nuestras limitaciones y vamos más allá de lo que pensábamos que éramos nosotros mismos, para ser alguien  mucho más completo,  pleno y servicial para los otros, para nuestros semejantes y también para el mundo que nos rodea.
La épica, que tanto se ha ocupado de héroes, y de dioses, no en vano llamaba héroes a los hijos de dios y de mortal, no explotó, que yo recuerde ahora, esta posibilidad heroica, cosa que sí ha hecho la novela y el cine modernos. Sin duda Superman piensa más en los demás que en sí mismo, y también Batman, y también Spiderman, superhéroes del cómic y del cine. Si no no harían lo que hacen. Pero sin duda son héroes también los que no lo parecen tanto, los que realizan acciones heroicas, grandes y pequeñas, mostrando cualidades que no sospechaban tener, cuando ellos no lo podían esperar, probablemente tampoco muchos de sus semejantes.

Eduardo Martínez Rico
Escritor y Dr. en Filología

Publicado en El Norte de Castilla el 12 de mayo de 2015










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viernes, 11 de marzo de 2016

DON QUIJOTE, VIVO

Tribuna para El Norte de Castilla


La vitalidad de Don Quijote, personaje de ficción que ha traspasado las propias fronteras literarias para disfrutar una especial condición, la de ser vivo que permanece ya en una especie de eternidad, la vitalidad de Don Quijote, digo, se muestra muy bien en este año en que celebramos el cuarto centenario de su segunda parte. Estamos de enhorabuena, estamos en época cervantina, ya que el año que viene celebraremos el cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, ese hombre que a veces da la impresión de que sacrificó una vida de penurias para alumbrar una de las más grandes obras de la literatura universal.
Pero lo que ahora me llama la atención de Don Quijote, al lado de los centenarios, que parece que tienen algo de inerte cuando lo que consiguen, a mi entender, es traer a la actualidad a un personaje, a un escritor, o una obra de arte… lo que me llama la atención es que Don Quijote ha estado vivo desde que Cervantes colgó su pluma y pidió que nadie más la levantara para que Don Quijote no volviera al camino, y por eso, al final de la obra, Cervantes “mata” a su personaje y lo deja en la cama, con los deseos, por cierto, de Sancho Panza, que le pide a su amo volver a las aventuras, pues Sancho se ha contagiado de la locura de su señor, locura lúcida, mientras que Don Quijote muere cuerdo. En toda la segunda parte funciona poderosamente la presencia del Quijote de Avellaneda, el Quijote apócrifo, la segunda parte falsa que apareció después de la primera parte de Cervantes para aprovecharse del gran éxito que ésta tuvo.
Sí, Don Quijote está vivo. ¿Y por qué lo está? Está vivo, en parte, porque todas las épocas lo han hecho suyo, para aceptarlo, enaltecerlo o rechazarlo, casi siempre enaltecerlo. Está vivo porque penetra precisamente en los seres de carne y hueso de todos los tiempos que lo leen y lo hacen suyo. Así fue un gran éxito de público cuando se estrenó, un best-seller que apenas dio dinero a Cervantes. Fue un éxito internacional. Llevaba en su semilla toda la literatura española de la época, la reciente y la pasada, y también de la universal, pues Cervantes era un grandísimo lector, y yo creo que esto es clave para entender su obra, para entender cómo pudo escribirla. Como suele ocurrir en los escritores, vida y literatura, están íntimamente relacionadas, hasta un punto en que son inseparables, en que los libros leídos, sobre todo algunos, forman parte de la propia vida. Es verdad que sólo conociendo, lo que se puede conocer –la vida de Cervantes está llena de lagunas-, la existencia de este personaje huidizo y fascinante que es Cervantes, así como lo que leyó –que se manifiesta claramente en su obra-, se entra en la complicidad de esta escritura.
Pero hay algo que me parece importante: ¿qué tiene que decirnos a la España de hoy, a la sociedad actual, Don Quijote? Vivimos un mundo difícil de entender si lo miramos desde dentro. A menudo pienso que este mundo es muy diferente al de mi infancia, y me gusta mucho menos. Creo que es un mundo más deshumanizado, donde la tecnología está por ver que sea más una ayuda que un perjuicio para muchos seres humanos, personas que pierden sus empleos con pocas esperanzas de lograr otros. Don Quijote, que al final de su vida reconoce que ha estado loco, realiza bellas empresas, aspira a hacer el bien, y sin embargo se le llama loco. El problema, más bien, no es lo que hace, sino por qué lo hace. Se cree un caballero andante, y los caballeros andantes eran los grandes héroes, o superhéroes, de la época. Es como si hoy alguien se enfundara las mallas de Superman, o Batman, o Spiderman, y aspirara a lograr sus hazañas. Lo loco no sería hacer lo que hacen ellos, básicamente luchar por el bien, sino creerse esos personajes de ficción, con las consecuentes escenas cómicas que eso entrañaría. Y los desastres. Eso es lo que le ocurre a Don Quijote. Pero el fondo, digamos, de sus acciones es bueno, irreprochable.
En este aspecto, creo yo, no ha cambiado mucho la sociedad española. Los enemigos de Don Quijote siguen siendo los mismos, porque en el fondo son abstracciones, ideas, ideas concretadas en personas y cosas, que tal vez son distintas a las de entonces pero que, a fin de cuentas, siguen siendo las mismas, porque funcionan igual.
El Quijote fue más allá de sí mismo pronto. Cervantes se propuso parodiar las novelas de caballerías, y lo consiguió. Pero mientras fue tejiendo su sátira entraron otros elementos en el telar. Por ejemplo, la España de la época, con sus características y personajes, con su problemática. Una España que había vivido la gloria de ser un Imperio, pero que ya estaba en decadencia. Cervantes, con su loco hidalgo y su sanchopancesco escudero habla de nosotros sin quererlo, habla del idealismo y del realismo de la nación española, y entabla un riquísimo diálogo a lo largo del camino, un diálogo formado sobre todo entre Don Quijote y Sancho pero al que van uniéndose muchos otros personajes. Cervantes sólo sabía de una cosa más que de literatura: de la vida. Y en el Quijote nos habla profundamente de la vida. Don Quijote está vivo porque se mueve en un ámbito, el propio libro, que es todo vida. Una vida de la que tal vez nos contagiamos nosotros al leerlo, al pensarlo, al llevarlo dentro. El Quijote está vivo también porque lo están sus lectores, de generación en generación.




Eduardo Martínez Rico
Escritor y Dr. en Filología











Publicado en El Norte de Castilla el día 2 de junio de 2015.


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Y próximamente podremos disfrutar de su nueva obra: Cartas a Don Quijote

jueves, 10 de marzo de 2016

Cifimad 2016


El último fin de semana de febrero se celebró la Cifimad, una convención que desde hace ya varias años se realiza en Fuenlabrada y que congrega a aficionados de la ciencia ficción y la fantasía no solo de Madrid, sino de todas partes de España; amigos de hace años unidos por una afición común. La excusa para ir es que se suelen traer actores, pero al final se acude más por los amigos que se han hecho allí. Y es que la característica más importante, y lo que hace especial a esta convención, es que está organizada por las asociaciones de aficionados, encabezadas por el Club Star Trek Cochrane Madrid, a la cual, a lo largo de los años, se han ido añadiendo otras como Star Wars Madrid, Acat…

Empezó siendo un evento trekkie que se quería abrir a un público que incluyera todo tipo de aficionados, trayendo no solo actores que habían participado en Star Trek, sino en otras franquicias como Star Wars, Galáctica… Pero lo mejor es que no se ha perdido la esencia de un evento hecho por aficionados (con el amor y cariño que eso genera) para aficionados. Es un lugar de encuentro para amigos que nos reunimos para charlar de nuestras aficiones, pero también hay lugar para cotilleos y chismes (todos somos humanos) de las películas, series, libros y cómics que nos gustan y que nos han unido.

Ya hace tiempo que Alberto Santos Editor colabora con la Cifimad, ya sea con actividades como la presentación de la primera edición del libro Star Trek. Guía de naves estelares, o cediendo ejemplares de sus libros para los premios de los concursos que se celebran. Este año, con el libro escrito por Leonard Nimoy: Star Trek. Soy Spock, y el ensayo de Eduardo Martínez Rico: La guerra de las galaxias. El mito renovado.

Las actividades que se celebran van desde charlas y conferencias sobre música de cine, el panorama español de autores de ciencia ficción, conciertos, actividades infantiles como manualidades y gincanas o concursos y torneos del juego de Star Trek Attack Wing, y las diferentes categorías del cosplay. También hay exposiciones con objetos de Star Trek, Transformes o Doctor Who, sin olvidar los paneles de los actores, en los que se narran las anécdotas del rodaje de las películas y series que nos han inspirado e ilusionado, y gracias a las cuales hemos conocido a nuestros amigos (no pocos hechos en la misma Cifimad o en las asociaciones que la organizan). A lo largo de los tres días puedes encontrarse a terribles soldados imperiales, valientes rebeldes y caballeros jedis, mezclándose con Goku o Célula, Señores del Tiempo, Visitantes, oficiales de la Flota Estelar o personajes steampunk. Este año, además, hemos contado con los hermanos del coche fantástico, con la presencia de la asociación Knight Rebels y sus vehículos. Sin olvida la cena de gala del sábado por la noche.

Son tres días cargado de actos, estrés para los organizadores y colaboradores (os agradezco desde estas líneas vuestro esfuerzo, ilusión y el estrés nunca pagado), pero también de amistades interesantes, interminables conversaciones alrededor del bar, en las butacas de recepción o en la sala de actos.

Para mí es un lugar entrañable. Hice la presentación de la primera edición de Star Trek. Guía de naves estelares, cuando aún no se había impreso, aprovechando para presentar la creación del blog del mismo nombre. Son amigos míos los que sufren organizando el evento año tras año. Allí he hecho otros buenos, a los que me gustaría ver más (sí, lo sé, es culpa mía), y he pasado tardes inolvidables haciendo manualidades y recortando figuras de papel. Es en definitiva un lugar mágico, es como una TARDIS donde uno entra para encontrarse un lugar mucho más grande.


Ll. C. H.

lunes, 29 de febrero de 2016

Segunda edición – oferta de lanzamiento

Star Trek. Guía de naves estelares.
Segunda edición

Para todos aquellos que no pudieron comprar la primera edición del libro Star Trek. Guía de naves estelares, ahora Alberto Santos Editor, celebrando su vigésimo aniversario lanza de nuevo uno de sus libros con más éxito de los últimos años: una nueva edición limitada. Ahora a todo color, con textos actualizados y dieciséis páginas más con contendidos ampliados, que incluyen nuevas imágenes y una nueva ficha: la aterradora USS Vengeance de Star Trek. En la oscuridad, que completa la ya extensa lista de naves con las que ya contaba su primera edición.

Más de trescientos planos, doscientos diseños e imágenes originales de la series y películas de Star Trek para ilustrar sus cuarenta y ocho fichas, que explican el desarrollo, el diseño, la evolución tecnológica naval, los secretos, las anécdotas y las curiosidades, así como las características técnicas de más de ochenta clases diferentes de naves estelares de las razas más importantes de la galaxia. Además, la historia y organización de la Flota Estelar, los Imperios klingon y romulano, la Unión Cardassiana, el Dominio, el Colectivo Borg y otras muchas razas del universo de Star Trek.

Un libro imprescindible para todo aficionado no solo a Star Trek, sino para los seguidores de la ciencia ficción.


(hasta el 13 de marzo de 2016)

Esta nueva edición estará disponible (solo para España) en la tienda virtual de Alberto Santos Editor (www.albertosantoseditor.com) a partir del 16 de febrero del 2016.

Podéis hacer vuestros pedidos hasta el 13 de marzo de 2016 y aprovechar la oferta de lanzamiento. El libro será enviado a partir del 14 del mismo mes.

Además, todos aquellos que lo encarguen durante estas fechas obtendrán junto con el libro un anexo creado en exclusiva en pdf, con más fichas, para completar su Star Trek. Guía de naves estelares, y que incluye la actualización de la nave pionera del universo de Star Trek: la clase NX (inédito), además de las fichas del tipo Centaur, la clase New Orleans y el Dique Espacial.

Precio especial: 25,00 € (hasta el 13 de marzo de 2016)
Precio normal: 29,99€

Star Trek. Guía de naves estelares. Nueva Edición 
+
Star Trek. Guía de naves estelares. Anexo 
(exclusivo con la oferta en pdf)

Edición limitada: 100 ejemplares (en toda la edición)

Fecha límite de la promoción: 13 de marzo de 2016



Star Trek: Guía de naves estelares incluye las siguientes naves:

Introducción.
Capítulo 01 Federación.
· Historia de la Flota Estelar
· Organización
· Clase NX
· Tipo Kelvin
· Clase Oberth
· Clase Constitution
· Clase Miranda
· Clase Constellation
· Clase Excelsior
· Clase Ambassador
· Clase Olympic
· Clase Steamrunner
· Clase Nebula
· Clase Akira
· Clase Galaxy
· Clase Danube
· Clase Intrepid
· Clase Nova
· Clase Defiant
· Clase Sovereign
· Clase Prometheus
· Delta Flayer
· Deep Space Nine
Capítulo 02 Imperio Klingon.
· Historia & Organización
· Naves el siglo XXII
· Clase K’T’Inga
· Pájaro de presa klingon
· Clase Vor’cha
· Clase Negh’Var
Capítulo 03 Imperio Romulano.
· Historia & Organización
· Pájaros de presa romulano
· Clase D’deridex
· Naves remanas
Capítulo 04 Unión Cardassiana.
· Historia & Organización
· Clase Galor
· Naves auxiliares
Capítulo 05 Dominion.
· Historia & Organización
· Naves de ataque
· Cruceros
Capítulo 06 Colectivo Borg.
· Historia
· Cubos
· Otras naves
Capítulo 07 Otras naves.
· Introducción
· Gomtuu
· Yonada
· La máquina del juicio final
· Nave solar bajorana
· V’Ger
· El Phoenix (y otras naves de la Tierra)
· Naves vulcanas
· Naves xindi
· Naves de ataque tholianas
· Clase D’Kora
· Nave de guerra breen
· Bionave de la especie 8472
· Naves hirogen
· Nave temporal krenim
Apéndices.
· USS Vengeance
· Listado de naves estelares


  Nueva edición limitada en color.
· Revisada y actualizada.
Formato: 21,0 x 29,7 cm. Rústica.
N.º de páginas: 304 a todo color
Precio 25,00 € (precio especial hasta el 13 de marzo 2016)
Encuadernación: rústica. ISBN: 978-84-15238-99-7