jueves, 23 de agosto de 2012

Blade Runner, la opinión de nuestros autores

Blade Runner, 
la opinión de nuestros autores


Como película de culto, Blade Runner no deja indiferente a nadie, por eso coincidiendo con el 30 aniversario del estreno en España, hemos preguntado a nuestros colaboradores y autores que pensaban de la película.


Llorenç Carbonell
Si tuviera que escoger mi película favorita (de ciencia-ficción) no tendría ninguna duda en elegir Blade Runner. Y si tuviera que seleccionar mi escena del cine preferida tampoco dudaría: Batty sobre el tejado, bajo la lluvia, salvando a Deckard de caer al vacío. Aquel replicante, del que nos han mostrado que no tiene escrúpulos, ama tanto la vida que está a punto de perder que preserva incluso la de su mayor enemigo: el blade runner que no dudaría en matarle. Su autoepitafio final se nos ha grabado en nuestro subconsciente de tal manera que es sinónimo de la búsqueda de respuestas de nuestra propia existencia: ¿de dónde venimos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿a dónde vamos?, ¿para qué sirve nuestra existencia? Es un auténtico canto al sentido de la vida.

Llorenç Carbonell es co-autor de Espacio Profundo Nuevo. Guía de Episodios.


Carlos L. García-Aranda
Hablar de una película como esta resulta difícil porque uno nunca sabe si de verdad le está haciendo justicia con sus palabras. Blade Runner es una absoluta y atemporal obra maestra que perdurará eternamente en la historia del cine. Su estética, plagiada hasta la saciedad; su música, sublime hasta grados incuantificables; su prodigiosa ambientación, su iluminación, con los eternos juegos de luces y sombras de Ridley Scott; y, sobre todo, su guión (que mejora de forma notable la obra original, que me perdonen los fans de Dick) y sus personajes conforman una obra que destila sabiduría cinematográfica en cada plano, y que se incrusta en el cerebro del espectador para no abandonarlo jamás.

Cada vez que la veo me sigo sumergiendo en es macrociudad y vivo intensamente la búsqueda de Deckard de los replicantes, pero, sobre todo, me sigo emocionando con la historia de amor de entre él y Rachael, en la que se apunta claramente uno de los grandes temas de la película: nuestra aceptación de lo vivido como algo enriquecedor para el ser humano. Me fascina ese romance de tintes épicos, propio de una película de cine negro pero envuelto en los resplandores de los spinners y acompañado del soberbio tema de amor de Vangelis... Me enloquece la escena de amor entre Rachael y Deckard, soy un jodido romántico, lo asumo.

Adoro Blade Runner,y nunca olvidaré la primera vez que la vi, en el cine Palacio de la Música de Madrid. Un domingo lluvioso, acompañado de una prima que echó sapos y culebras por su boca sobre la película, como muchos críticos descerebrados de la época que, como es habitual, ni comprenden ni les interesa el cine fantástico. Ese día supe, sin duda alguna, que la ciencia ficción era mi destino, mi razón de ser... y que ocuparía un lugar importante en mi vida.

Carlos L. García-Aranda es co-autor de Star Trek. La Nueva Generación. Guía de Episodios & Star Trek. Espacio Profundo Nuevo. Guía de Episodios.


Pedro Pablo García May
El estreno de Blade Runner fue un acontecimiento en mi entorno inmediato. Ver la película hace treinta años era una obligación para cualquier aficionado del Fantástico, sobre todo entre los más radicales del momento en el fandom. Un hito más de una carrera que te dejaba automáticamente en desventaja en cualquier conversación sobre el género si te retrasabas un poco ("¿Cómo? ¿Pero todavía no has visto...?", con esa inolvidable increpación de los amigos, aplicable a hitos similares como Star Wars, ET, Hellraiser, Gremlins, Tron, Alien y tantas otras), de una manera similar a como sucede hoy con las series de televisión.

Sin embargo, yo no fui a verla por el protagonista (como tantas mujeres que buscaban en Harrison Ford un Han-Solo-segunda-parte y salieron del cine aburridas y decepcionadas), ni por el director (como tantos hombres que buscaban en la película de Ridley Scott un Alien-segunda-parte y salieron aburridos y decepcionados por el ritmo y la profundidad de la película), ni siquiera por el autor de la obra original (como tantos frikis que ya conocían e incluso habían degustado la obra original de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? y salieron aburridos y decepcionados porque la versión cinematográfica no era del todo fiel a la literaria)..., sino por la historia en sí misma.

Hace 30 años yo aún no había leído a Dick, y sólo le conocía por referencias, pero mis fuentes mucho más informadas (no sé cómo lo hacen las fuentes, para estar siempre mejor informadas que uno) me explicaron de qué iba el argumento y me interesó automáticamente. Mucho más tarde descubrí, fascinado, que (tanto como lector como en mi propia faceta de escritor) me interesaban a nivel particular muchos de los asuntos que condujeron a este monstruo literario a escribir algunas de las mejores obras de CF de todos los tiempos como una especie de terapia para eludir caer por completo en las garras del desequilibrio mental.
 
El tema que se trata en Blade Runner me resulta, en lo personal, especialmente atractivo y reaparece en otras obras de Dick también adaptadas con éxito al cine como Total Recall: es el problema de la identidad personal y la búsqueda de las reglas del juego, el descubrimiento de quién es uno (no quién los demás le han dicho que es, sino quién es de verdad) y por qué está en el mundo en un momento determinado.

Disfruté mucho de la película en el cine, como lo he hecho en multitud de ocasiones posteriores al reproducirla a nivel privado, y por supuesto siempre fui de la opinión de que Deckard es un replicante más. Y él lo sabe, aunque hasta última hora insista en negárselo a sí mismo.

Pedro Pablo García May, es el autor de Islas en el cielo.


Hazáel González
Como digo en el perfil que en breve publicará la editorial, Blade Runner es posiblemente mi película favorita. Todo lo que puedo decir de ella es que estoy más que de acuerdo con la versión que Scott reestrenó en 1993 (porque para mi gusto la hace muchísimo más redonda, y aprovecho para reivindicar el derecho de un autor a revisar su obra para engrandecerla), que me gustó mucho más que el libro original (sobre todo la muerte de Batty, mucho menos espectacular en la novela), y que visionar. Blade Runner es como estar frente a una obra de arte que va más allá del bien y del mal: a pesar de sabértela plano por plano, es como volver a ver en directo la Gioconda, o cualquier otra obra maestra...

Hazáel González, es el autor de Historias de la Tierra Incontable. Círculo Primero. El Despertar.


César Mallorquí
El cine de ciencia-ficción cuenta con dos grandes cumbres: 2001: Una odisea del espacio y Blade Runner. La primera fue la perfecta traslación a la pantalla de la temática espacial característica de la ciencia-ficción clásica. Blade Runner, por su parte, se adentró en la ciencia-ficción sociológica, añadiéndole la paranoica metafísica de Dick y grandes dosis de atmósfera noire. La película de Scott fue la primera, en mi opinión, que presento un futuro cercano del todo verosímil. También fue un referente para el cyberpunk. Y quizá sea la película de ciencia-ficción más humana, profunda y compleja jamás filmada. Puede que exagere, pero el breve monólogo final del replicante Roy Batty se me antoja a la altura de los grandes textos de Shakespeare. Blade Runner es muchas cosas, pero sobre todo es una obra maestra del cine, sin distinción de géneros.

César Mallorquí es el autor de El coleccionista de sellos.


Sergio M. Glegg.
Blade runner, que no fue bien aceptada al principio, se convirtió en un mito del cine; como todos los clásicos, es una película que nunca terminamos de ver, una película inagotable, de posibilidades infinitas.

Sergio M. Glegg es el autor de El jardín de la Duermevela.


Guadalupe Oteo
Con respecto a Blade Runner decirte que no te equivocabas y que, partiendo de la base de que el género de ciencia ficción es uno de mis favoritos (tanto en libros como en películas, pero en este caso concreto, cosa rara, me quedo con la peli), he visto esta obra maestra de Ridley Scott varias veces y la volvería a ver gustosa otras tantas. 

Si tuviera que quedarme con algo en especial lo haría con ese magnánimo indulto disfrazado de pequeño unicornio de papel y, aun a riesgo de pecar de clásica e incluso manida, con los escalofriantes borbotones de poesía que se escapan por los empapados labios de Rutger Hauer en su último parlamento dentro de la película. Estoy segura de que lo conoces de sobra, Llorenç, pero no me resisto a evocarlo: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir". 

Y luego... la paloma volando hacia lo alto, agitando sus alas a cámara lenta. ¡GUAU! 
(¿Ves como los emoticonos son una mierda y nunca hay uno bueno para cuando realmente más se necesita? Y así se ve una... ladrando. Ay, ese guau mejor no lo pongas. Bueno, sí. Bueno, no. Bueno, en fin... haz lo que quieras).
Un saludo.

Guadalupe Oteo es la autora de Rielar y los Reinos del Mar & El destino de Élias.


Vael Zanón
"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir"... Recuerdo ese final porque me estremecí al contemplarlo. Una ser fabricado genéticamente mostraba más humanidad que los propios humanos. La muerte del replicante, tan poética, tan estoica, tan "samuray", por así decirlo, expresaba una pasión, una sed de vivir tan poderosa que me sobrecogió por completo. Sin olvidar las omnipresentes sombras de la gris ciudad por la que deambulan los personajes, un escenario cyber-punk que tanta influencia tuvo en mí a la hora de imaginarme Neo-Babylon, ni la magistral aportación musical de Vangelis, acertada en todo momento. Con todo, una obra imperecedera, un filme de culto por méritos propios.

Vael Zanón es el autor de El ocaso de los ángeles.




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2 comentarios:

  1. Precisamente me recomendaron ver esta peli hace unas semanas, creo que ya va siendo hora de que la vea.

    Saludos

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  2. Es una gran película en muchos aspectos y es una de las que de vez en cuando uno ha de repasar, para encontrar algo nuevo.

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