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miércoles, 9 de diciembre de 2015

FERNANDO EL CATÓLICO, EL REY OLVIDADO

Tribuna para El Norte de Castilla



Fernando el Católico es un personaje que me parece profundamente atractivo, más atractivo que simpático, pues también tiene un perfil duro, y puede que ese perfil atrajera a Maquiavelo, que vio en él a un gran político, a un “príncipe nuevo”, modelo de príncipe y prototipo de los reyes de su tiempo. Hace unos años escribí una novela histórica sobre él, ahora publicada, fruto de la admiración y el gran interés que siento por el rey Fernando. La novela se llama Fernando el Católico. El destino del rey, y es por ella que me encuentro con que me resulta difícil distinguir, dentro de la historia del rey, la Historia de la ficción.
En 2006 leí para hacer trabajos periodísticos La mirada del poder, de Pedro González-Trevijano, estupendo libro que ofrecía las semblanzas de los diez personajes más importantes del segundo milenio, a juicio del autor, y un estudio de las representaciones que les hicieron, sobre todo pictóricas. Entre los personajes estaba Fernando, que fue el que más me llamó la atención. La mirada del poder es un ensayo artístico pero también político, pues muestra cómo se ha utilizado el arte al servicio de la política, de la Historia, de la posteridad.
Mientras leía y estudiaba para escribir mi novela me iba dando cuenta de lo olvidado que estaba este rey, si lo comparamos con su mujer, Isabel, de la importancia que tuvo. Por lo visto la historiografía de la época de los Austrias –Gracián le dedicó una obra llamada El político Don Fernando el Católico- fue muy positiva con él, pero la historiografía romántica enalteció a Isabel por encima de Fernando. Yo no tengo nada en contra de Isabel, que sin duda fue una grandísima reina. De hecho, hoy en día muchos los consideran los mejores reyes de la Historia de España, y de Fernando cada vez se oye más decir que es nuestro mejor rey.
¿Cuáles son las notas más llamativas de Fernando II de Aragón y V de Castilla, llamado “el Católico” por Alejandro VI, el papa Borgia? Por un lado su destreza política, lo que le hizo famoso en toda Europa, por otro, me temo, su talante mujeriego. Ésas son las notas más populares, sobre todo la segunda, pues se le suele presentar como un gran mujeriego, característica que comparte con otros reyes, como Carlos V y Felipe II, sobre todo en ciertas épocas de su vida.
Así lo vi yo en mi novela y así parece que le han visto muchos –Fernando Vizcaíno Casas escribió un libro sobre las mujeres del Rey Católico-, y eso que los historiadores –estoy pensando en Luis Suárez- dicen del aspecto femenino que Fernando debió de ser muy discreto en el tema de sus relaciones sexuales porque no hemos encontrado testimonios.
Puedo decir de él, de los dos reyes, que su boda fue política, pero que nació el amor entre ellos, y que Hernando del Pulgar, cronista de la corte y dueño de una gran prosa –a Raúl del Pozo le gusta mucho-, destacaba cómo reinaba entre ellos la armonía, y cómo el privado del rey era la reina y el privado de la reina era el rey.
Me llamó mucho la atención cuando leía sobre Fernando el Católico la existencia de una “leyenda” según la cual un cometa presidió su nacimiento, y cómo una monja del Barco de Ávila predijo cómo iba a surgir un gran príncipe. El nacimiento de Fernando y su vida se vio rodeado siempre de un halo mesiánico, halo que señalan algunos historiadores pero no todos. Pedro González-Trevijano sí que lo señalaba en La mirada del poder, y eso también me atrajo, pues me debió de parecer muy novelesco.
En enero de 2016 se cumple el quinto centenario de su muerte, y hoy quería hablar un poco de este rey que me parece tan importante y que creo que está bastante olvidado, o no justamente valorado. En su época se le consideraba el mejor político de Europa y era realmente famoso. Maquiavelo decía que las “grandes empresas” y las “acciones raras y maravillosas” eran lo que más aumentaba el prestigio de los príncipes, y de ésas él, junto a su mujer Isabel, tuvo muchas. Le dieron enorme prestigio la guerra de Sucesión de Castilla, la guerra de Granada y el Descubrimiento de América, entre otras hazañas. Con él y con Isabel se puede considerar que nace España, y aunque a ella se le llamaba Reina de Castilla y a él Rey de Aragón, compartiendo poderes en una estructura complicada, en el extranjero se les llamaba “reyes de España”.
Sí, no distingo bien lo histórico, lo que realmente sucedió, de lo que inventé, pues ya sólo al narrar se inventa, ya sólo al crear diálogos estás inventando pues no sabemos lo que se dijo en tal o cual ocasión. Pero tengo claro el aire de la época y del personaje, su personalidad; y lo mismo me ocurre con Isabel. González-Trevijano decía en su libro que se imaginaba al rey Católico como un jugador de ajedrez; creo que yo lo puse en escena así. Un hombre con gran don de gentes, con la “comunicación amigable”, que decía Hernando del Pulgar, inteligentísimo, más partidario de las palabras que de las armas. Gran estratega. Yo puse el foco en Fernando pero Isabel también fue extraordinaria. Estudiándolos, y aun comprendiendo que la Historia tiene sus tiempos y que a ellos les tocó uno bien determinado, quizá muy propicio, uno tiene la sensación de que tenían que ser ellos, como ellos, los que realizaran lo que realizaron, la creación de un nuevo país, o el salto a una nueva dimensión de país. Con sus defectos, como todos los mortales.


Eduardo Martínez Rico
Escritor y Dr. en Filología




Publicado en El Norte de Castilla el 14 de abril de 2015.

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